Es muy curioso como la vida da vueltas y suele ser justa. Desde hace unos años, no sabría decir cuántos, los ayuntamientos y los gobiernos regionales se han convertido en «suplidores de servicios» del gobierno central: Allá donde el gobierno no llegue, allí damos nosotros el servicio. De esta forma hay regiones que dan atención dental gratuita (sin duda necesaria), en otros los ayuntamientos subvencionan la compra de X vehículos, o  amplían el cheque bebé o es gratis llamar a Gran Hermano. Vamos, que un alcalde se conocía por la de cosas que había hecho la ciudad, por lo bien que había quedado una calle o por los regalos que hace. Y nadie se preguntó como se pagaba.

A fin de cuentas, ese dinero «yo ya pago impuestos» así que «quiero todo». El problema es que los impuestos no suben tanto como los servicios y de alguna manera hay que tener dinero. Y cuando un alcalde dice «decirme lo que queréis y os subo los impuestos», la primera respuesta es: «nonono, yo ya pago mucho, búscate la vida, o bájate el sueldo».

En el fondo lo que refleja es la falta total de visión económica y de proyección de mucha gente. La realidad es que la famosa «Burbuja Inmobiliaria» la crearon los ayuntamientos para poder sostener todas esas prestaciones que la gente demandaba. Nadie se pudo poner en medio porque cortar eso era cortar la financiación, y había que dar alternativas. Ahora resulta que los ayuntamientos han perdido esos ingresos y los que preveían tener, de forma que están en un estado de «quiebra técnica».

Los grandes se pueden financiar emitiendo deuda, como si fueran un estado, y los pequeños pidiendo dinero a los bancos, como todos. Las regiones tenían las cajas, que también se están hundiendo, víctimas de la misma crisis que está afectando a los ayuntamientos. Porque se han regido por criterios que no son los económicos, sino políticos cortoplacistas, animados por votantes con poca visión.

Tenemos que entender que los mejores gestores son aquellos que no nos endeudan, aquellos que hacen que la ciudad, región o país se desarrollen de una forma sostenible ECONÓMICAMENTE, y no sostenible para flores y palomas, que también tienen importancia, pero menos.  Un ente público no es una empresa, y no se gestionan igual, pero si que tienen algunos principios comunes. Precisamente por eso creo que es imprescibdible que haya un equipo de profesionales de la gestión que aseguren unos mínimos servicios de calidad, así como la viabilidad económica de nuestra administración. Y con lo sobrante, hacer esas labores políticas o de imagen que muchos demandan.

La señora Aguirre ha hablado con mucha claridad, con una sinceridad que muchos no pueden o quieren usar. Vamos a promocionar un modelo estable, con gestores que estén a la altura y que cobren mucho (señora Aguirre, aquí no coincido con usted), vamos a atraer a lo mejor a gestionar el dinero de todos.

Gestión Profesional

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